Si te pudiera contener en una palabra, seria la palabra más inesperada, porque básicamente tú has creado en mí una faceta que nunca creí haber conocido siquiera, tú has sido la base en mi mente para comenzar a crear diferentes historias y realidades que nunca se como comenzar, que nuca se como terminar.
Josefa me pregunta si la estoy escuchando, me gustaría decirle que si y que no me interesa, pero solo me limitaré a darle una mirada que al parecer expreso precisamente lo mismo ya que me llama idiota y con paso firme sale de la habitación. Ni siquiera pienso en salir a buscarla, simplemente comienzo a contemplarme sentado en mi cama, odiándote y amándote, intentado negarte cuando en realidad te asimilo más y más.
Que desgracia tener que sentirme así, que desdicha más abundante el tener que lidiar con tu imagen cada vez que abro mis ojos. Creo que me limitare a disfrutarlo, creo que mejor le saco provecho a tu impregnación sobre mi piel y sobre mis ideas, que mejor que transformarte en mi guía y motivación natural, explotarte hasta que ya de nada sirvas.
Limpio la humedad de mis mejillas y salgo de mi cuarto, la casa es un desastre y solo quiero tomar un café, volver a comenzar una vez más es un lujo que vuelvo a darme, pero en esta ocasión con algo más concreto entre manos, veamos como avanzo el tiempo que me queda y si llegara a volver a fallar, te culpare a ti.
Estás advertida.
Y no, aún no decido una palabra.
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