top of page

Selecciona un mes para comenzar a leer.

Sueño (parte 1)


Anoche tuve un sueño, uno donde me encontraba ayudando a un amigo a buscar un objeto de suma importancia y a la vez atravesar un portón seriamente vigilado por una especie de guardias matones, los cuales no querrías encontrarte de frente.

Montado allí en la azotea del edificio de enfrente, observo recostado y desde la seguridad, algún lugar por donde poder escabullirnos. Sin éxito, unos conocidos, asustados comienzan a lanzarme objetos explosivos ¿Granadas? No, estos no destruyen por nada al edificio en el que me encuentro montado, más bien parecen cierta especie de bombas falsas para espantar a los ladrones.

Al identificarme, saludando al dueño del edificio del costado, cesan por fin los estruendosos sonidos.

De vuelta a mi función de reconocimiento, me percato de que alguien de nuestro equipo ha decidido tomar la batalla en sus manos y enfrentarse completamente solo a los 3 guardias allí posados.

Sin alguna manera de ayudarlo y viendo la corta pelea, me lamento por la caída de un aliado, preguntándome porque decidió actuar por su cuenta, creyéndolo por un lado sumamente estúpido y por otro valiente.

Suena mi radio, es mi amigo citándome a una reunión de los que quedamos para poder atravesar un pasadizo secreto que a sido encontrado por los vagabundos de la zona. Me alegro y desciendo de inmediato, con la mayor cautela posible, sin siquiera dejar rastros de mi presencia allí arriba.

Al reunirme con el grupo, del cual ahora solo quedamos tres, decidimos irnos por aquel pasaje estrecho, pasando por locales completamente abandonados, añejos, sucios y ya incendiados, entramos a un angosto pasillo, cruzando varias puertas esperando llegar hasta la indicada, sigo a mi amigo quien va con la energía de todo un batallón y la esperanza que le brota hasta por los poros.

Continúo un poco confundido por sobre que tan lejos se ubica nuestro destino, mi amigo da un rápido giro ingresando a una puerta a su derecha. Apresurado replico su maniobra a la misma velocidad, notando que de inmediato ingresa a otra puerta a su izquierda, esta se ve más añeja que las otras.

Todas las intenciones que tenia de seguirle al líder del grupo, quedan abandonadas al ver que de la nada en aquella sala que solo íbamos de paso, se encuentra ella, Leah Contreras, con un delantal blanco, pantalones azules, bastante arreglada y jugando saltando en un pie.

La sorpresa llena mi expresión con un gesto inocultable y sumamente notorio al momento en que pronuncio su nombre, de manera extrañada, llamando su atención.

Con la expresión de una pequeña alegre de 5 años, se voltea a saludarme, incluso haciendo gestos con la mano.

—¿Qué rayos haces aquí? —fue lo único que pude modular, insinuando claramente que debía abandonar el lugar inmediatamente.

—Estoy esperando a que me den mi piocha y estoy tan emocionada por ello que tuve que llegar muy temprano.

Totalmente desconcertado la llevo junto a los montones de sillas acumuladas que estaban a su costado, recogiendo las dos menos sucias y arreglándolas lo mejor posible para que pudiera sentarse, apoyo mis manos en sus hombros y continuo con mi intento de hacerla entrar en razón.

—Leah, no es seguro que estés aquí, debes marcharte lo más rápido que puedas.

Dicho eso, propongo irme de inmediato junto a mi amigo quien acababa de notar mi ausencia y se encontraba de vuelta. Sin más palabras, me pongo de pie y comienzo a acelerar el paso.

Leah en cambio hace caso omiso a mis instrucciones y procede a tomarme de la muñeca impidiendo mi partida. Extrañado me giro lentamente preguntándome lo que estaba sucediendo, queriendo decirle "¿por qué estás aquí?", "¿por qué me haces esto?", "¿por qué me atormentas incluso en mis sueños?", "¿es que acaso estoy condenado a pensar en ti todo el tiempo?", "no quiero seguir así, no quiero seguir en ese pensamiento vacio y sin futuro".

La observo y con la sonrisa hermosa formada en su rostro, comienza a tomar aire y cambiando su expresión a uno de honestidad absoluta.

—Alan, te amo —replica consumiéndome con su mirada compasiva y totalmente pacífica.

Mi cuerpo entero se paraliza por completo, dedicándose a repetir las palabras que acaban de oír una y otra y otra vez, hasta que en algún momento pueda responder a tal frase. Después de una larga exhalación y mirada de esperanza, intento desesperadamente continuar con tan inesperada conversación.


Phase 2

Entradas Relacionadas

Ancla 1
bottom of page