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Venganza


Así que allí estaba yo, buscando entre los escombros el maletín.

Si tan solo tuviera más fuerza con la que poder mover todas estas rocas, estas rocas tan ásperas. La sangre y heridas pasaban a segundo plano al ver que de entre viejas maderas ya destruidas, se asomaba la cabeza de quien sería la mayor enemiga mortal de la que un hombre pudiera alguna vez tener la oportunidad de confrontar.

¿Seguía con vida?

La curiosidad sobrepaso por miles a mi urgente necesidad del objeto en cuestión, sin duda y sin arrepentimiento.

Me acerco con rostro malévolo e intenciones de terminar el trabajo que ya claramente estaba a punto de concretarse por sí solo.

Sus respiraciones tenían cada vez menos resonar en el aire y sus ojos apenas parecían deslumbrar la luz del día que en esos momentos abundaba por entre las montañas. Aún en contra de toda posibilidad la verdadera "hija de perra", pudo entablar un par de palabras, como parte de su último aliento antes de decaer por completo en la oscuridad absoluta.

— El infierno... — su voz era apenas plausible y tuve que apoyarme sobre mis rodillas para poder comprender el resto de la oración inconclusa —, el infierno... —los ánimos y la paciencia eran cosas que ya no tenia de sobra y junto con mis últimas energías tomo un buen aventurado trozo de madera lo suficientemente estropeado como para gustarme y ser el objeto a elección para el movimiento final.

Segundos antes de realizar la tan esperada maniobra, mis oídos lograron captar por fin la frase.

— El infierno no es nada.

Sin ponerle más suspenso al asunto ni pizcas de represión clavo con todas mis fuerzas restantes, la ahora estaca, en el centro de su pecho, pudiendo escuchar, con gozo desenfrenado, el sonido de sus huesos ceder ante tal brutal gesto.

Veo mis manos, siento las astillas incrustadas todas en mi piel, junto con el dolor que comienza a hacerse presente, casi al borde del desvanecimiento logro arrastrarme fuera de las rocas y su cuerpo, en una esquina lo bastante cómoda como para poder descansar un poco y dejar que el sueño me envié a otras áreas menos desagradables, para poder despertar con las energías suficientes para continuar mi búsqueda del maletín.


Phase 2

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