Terapia
—Es fácil hacer nada. Es sencillo quedarse sentado dejando el tiempo pasar, es sencillo dejar que todo eso por lo que pensaste luchar, quede en eso, nada más que pensamientos.
¿Por qué lo dejamos pasar? ¿Por qué dejamos que nuestro miedo encubierto nos destruya desde la base?
O quizá no sea miedo, quizá sea odio, por uno mismo o hacia otros, quizá sean celos de que al ver todo lo que otros a nuestra edad han alcanzado, y luego viéndonos a nosotros mismos, viendo lo fracasados que somos… ¿no debería motivarnos? Supongo que hay una infinidad de maneras en que esto puede afectarnos.
Si estamos dispuestos a ganar, debemos también estar dispuestos a perderlo todo.
Ninguna victoria es para siempre, ninguna derrota lo suficiente como para hacer que nos rindamos, porque nosotros no somos así, somos luchadores de la vida que han sacrificado muchas cosas para llegar hasta aquí y no permitiré que nada ni nadie sesgue mi visión ni…
Espera.
¿Por qué hago lo que hago en primer lugar?
¿Por qué me molesto?
Sé que tengo intereses y sueños propios, sé que tengo ideas implantadas desde hace años, se que los motivos son míos, pero… ¿Por qué siento que ahora lo que hago es por impresionar a terceros? ¿Por qué siento que mis ideas y motivos comienzan a tener otras bases?
Quizá esto demuestre que en realidad no quiero hacer esto, quizá estoy descarrilando mi camino por agrado de otros, no tengo por qué completar por lo que ya he comenzado a quejarme, se supone que debe agradarme del todo ¿no es así? ¿No es así como funciona?
Debo pensar en todo esto nuevamente. Ya vuelvo.
—Está bien, tomate tu tiempo…