Compromiso
—¿No me estas mintiendo, estás seguro que comprendes?
—¡Sí! Completamente seguro
—A ver entonces, dime lo que piensas con tus palabras, adelante…
—Ok, está bien. Resulta que ahora, luego de pensarlo, veo que el alejamiento que ha decidido tener Susana conmigo puede tener más beneficios que contratiempos.
En primer lugar ya se vio en la conversación que tuve con Carlos, Francine y contigo, es que le implante a Susana mi cariño en forma de preocupación. Preocupación que pasa a ser demasiada por lo ya visto en los casos pasados con la universidad, es decir, dejar toda evaluación, trabajo, estudio y asistencia a clases de lado con tal de ayudarla en su preparación para la PSU (que terminó abandonando y que ustedes han hecho gran uso de aquel suceso para retarme, pero ya llegare a ese tema) toda esa atención extra que ella nunca pidió, solamente fui yo insistiendo con mi colaboración en lo que sea, cosa que como ya paso en otros casos actuales hicieron nacer muchísimo más las palabras de terceros sobre mi supuesta atracción hacia ella, cosa que le terminó molestando y decidiera alejarse de mí, imagino que de esa manera poder disminuir aquellas palabras que le aquejaban y tenían ya choreada y aburrida.
Entonces comencé a aceptarlo, partir con la asimilación de la idea de no centrarla más en mis pensamientos de preocupación, mi segundo motivo después de la universidad (a veces el primero), que para ayudarla y estar para ella y pensar si necesitaba algo, no estaba siendo nada beneficioso para mí, no por el hecho de que esperara alguna especie de recompensa, porque ustedes comprenden que nunca se espero ni insinuó algo así, sino mas bien que me estaba perjudicando en los estudios (objetivo principal). No hay ningún problema en ayudarla, no hay ningún problema en apoyarla, no hay ningún problema en escucharla incluso, no hay problema en absoluto, siempre y cuando YO pueda y no perjudique mis objetivos, en este caso, estudios. Es algo tan simple y a la vez algo que no comprendía y que si llegaba a pensarlo, no le daba la importancia que merecía, "la Susana es lo primero, su felicidad, su comodidad" son cosas que pensaba sagradamente y que me impedían satisfacer mis propios deseos y objetivos, esta ideología se interponía entre lo que quería llegar a ser a futuro y el camino que me llevaría a aquello además del hecho de que yo tampoco soy un estudiante ejemplar, tengo mis altos y bajos, soy un chico levemente bajo el promedio y, aún así, ¿ocupo mayor parte de mi tiempo, sacrificando horas de estudio por ayudar a una persona? ustedes lo ven bastante erróneo, por no decir estúpido. Muy amiga y mucho cariño le puedo tener, pero nada justifica mi falta hacia mis objetivos.
—¿Y qué paso luego?
—Veras, ya está claro lo que debo practicar ¿cierto? Bueno, adivina donde me encontraba ayer, parado en una tienda de ropa con ella, acompañándola mientras se probaba prendas y realizaba otros tipos de trámites. Es para querer golpearme la cara, me da gracia, lo comprendo. Naturalmente buscaría justificaciones diciendo que tengo un trabajo para el jueves y que aún tengo el martes y miércoles para terminarlo, aún así eso no cuenta, porque aún cuando no tenga "nada" que hacer, en realidad no es así, siempre podría leer aquellos textos de materia que compre, podría aprender por las mías y buscar maneras de retener información, incluso podría hasta dormir un poco más de lo que ya casi no duermo, existe una infinidad de cosas que puedo realizar cuando esté haciendo "nada" mucho más provechosas que acompañar a una amiga por el centro toda una tarde. Pero eso es precisamente lo que ustedes no comprenden, que aunque no esté estudiando o algo así, no es del todo desperdicio porque estoy ayudándola a evitar que realizase algo que ella encuentre erróneo… —mi oyente comienza a cruzar los brazos y mirarme seriamente —ok, está bien, lo admito, allí va de nuevo el mismo Dilan intentando justificar las cosas, ¡dios! en serio agradezco el que no me hayas golpeado aún, pero eso solo lo hace un poco más frustrante y doloroso ¿sabes?
—Lo sé.