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TDV Antofagasta 2017 #1


*Esto no corresponde a la visión oficial de la fundación Techo Chile, solo la de un hombre lo suficientemente paciente para escribir lo que le plazca acerca de la experiencia, léase con precaución. Este libro no cuenta con Epilogo ni Prologo, debido a que el autor no contaba con la inspiración suficiente como hacerlas.


*Esta edición no corresponde a la oficial. A sido modificada, incluso se le han eliminado ciertas partes, solo por entrar en temas que prefiero no abarcar.


Miércoles, 25 de enero

Acabo de llegar hace unos minutos a la oficina de Techo donde partirá el bus.

Se supone que este llegaría a las siete con treinta minutos y que volvería a encender motores media hora después, pero dudo bastante que esas dos cosas sucedan. De momento, me encuentro sentado en una sala con seis mesas alineadas, donde estaban un par de chicos conversando, luego salieron a conversar afuera al parecer. Por estos segundos me acompaña la música que han dejado instalada en un par de mini parlantes, se escuchan bastante bien.


Mis padres tienen la costumbre de venir a dejarme, no es que eso me moleste, es solo que a veces mi mamá puede ser un poquitín sobre protectora, como ya he contado antes, lo tiene arraigado, tengo que recordarle varias veces que ya tengo las cosas listas y bajo control, por lo que su "problema" es que llega a insistir demasiadas veces, aún después de ya responderle y aún así, le tengo esa paciencia para recordárselo, al menos la mayoría de las veces. Solo por si se le olvida, es decir, muy recurrentemente.


[PARTE ELIMINADA] el punto es que mientras estaba esperando el bus en la sala que te mencione, un chico me saluda como si me conociera.

—¡Bueeeeennaa Andrés! —menciona el ente, extendiendo su mano derecha en manera de saludo. Era uno de esos hermanos, el segundo para ser exactos, se llama Joshua y está bastante cambiado, una de las cosas que no recuerdo haber contado, [PARTE ELIMINADA], pero en fin, me lo encontré, me saludo, todo buena onda. Aprovechamos a conversar un buen rato, no mucho ya que el aún responde muy poco, pero son detalles, no lo quería bombardear de preguntas tampoco, luego se retiro con algún conocido.

El bus llega, subimos las mochilas y maletas, seguido de cajas de alimentos, ingreso al bus y tomo asiento, digamos, en la cuarta fila, izquierda del bus, ventana. Mientras tomo asiento, el Joshua se para a un costado del asiento preguntando si estaba ocupado, le dije que no y se acomodo.

Ok de vuelta a lo del viaje.

Intente seguir escribiendo luego de unos minutos de trayecto, pero no quería que mi hermano lo fuera leyendo, supongo que parecería un poco raro e incomodo, no sé, vi preferible evitar eso, por lo que me abstuve de hacerlo mientras se encontraba despierto, aunque yo por mi parte igual dormí bastante aunque nunca lo planee así. La oscuridad que entraba por la ventana junto a la película "En busca de la felicidad" que pusieron en la televisión, motivaron a mis ojos ceder sin ganas de intentar siquiera mantenerse abiertos, sin contar el hecho de que ya estaba cansado de más antes, dieron lo necesario para dormirme como unas cuatro veces según tengo la cuenta. No pude dormir del todo cómodo, la concavidad de los sillones no le hacía para nada bien a mi espalda, aún me duele y creo que permanecerá así por un rato, no había ninguna de esas sabanas que dan para el viaje en algunos buses, así que tuve que poner mi brazo detrás de mi espalda, como si yo mismo me estuviera haciendo una llave, funciono por unos momentos.

Es la una de la madrugada y acabamos de llegar a la más recóndita parte de Iquique para recargar combustible, por un breve momento había pensado que era Antofagasta, pero luego de un rápido chequeo a mi celular, confirmé que eso era imposible. Luego de volver a la carretera hubo cierto punto donde nos detuvimos poco más de media hora, habían cortado el transito a una de las dos vías y debíamos esperar a que nos dieran la pasada. Dormí por horas al rato después de que pudiéramos pasar al fin, cuando volví a abrir los ojos ya estábamos estacionados en una plaza de Antofagasta ¿la hora? las siete con veinte y seis minutos de la mañana, el dolor de espalda me está matando, no es algo que pueda disimular mucho, casi nada en realidad, ahora debemos esperar a que lleguen los buses de las otras ciudades, es curioso que siendo uno de los buses que más viaja, hayamos llegado primero.

Solo unos veinte minutos tardaron los otros, más o menos.

Cuando los chicos comienzan a bajar del bus, diviso por mi ventana todos esos reencuentros entre voluntarios de diferentes ciudades, de inmediato reconozco los rostros pasados al igual que me percato de los que no había visto antes, decido bajar del autobús y ser parte de esos "reencuentros" solo para saludar a un viejo amigo de Copiapó, Christopher o como lo conocen los demás, Yisus, clara alusión a Jesús (estoy seguro que se captó esa), alto, delgado, pelo largo (al menos en esos tiempos, porque ahora lo tenía corto, pero la esencia de supremacía religiosa se seguía notando). Durante las cenas se sentaba justo entre las mesas, luego se ponía de pie y extendía sus brazos.

­—Hijos míos —mencionaba, seguido de una pequeña bendición a la mesa junto al coro de unos apóstoles que por allí surgían. [PARTE ELIMINADA]

La espalda me está matando aún cuando estoy de pie, supongo que influirá el hecho de que tengo la mochila puesta, para nada liviana, bastante pesada para ser sincero. Estoy haciendo fila para comprar poleras de Techo, así es, nos las venden, nos estrujan todo.

Cuatro mil pesos por una polera de mi talla, me la puse de inmediato sobre la otra polera de manga larga que tengo encima, no tengo para nada calor (sarcasmo), además, por eso me puse al costado del bus, bajo la sombra. Ahora están separando universitarios y secundarios, los menores primero, los están mandando a su bus, a todo esto olvide mencionar que para este punto ya todos estamos abajo de los buses con nuestras cosas y a los "jóvenes" (universitarios) nos están llamando para una "charla" inicial.

No estoy muy interesado la verdad, solo quiero ir al colegio, establecerme en algún lugar y descansar. Una cosa que me sorprendió ahora es que no dieron charla, sino más bien, listas para separarnos en escuelas.

Años pasados a los universitarios nos separaban en dos escuelas, ahora al parecer a causa de que somos más voluntarios y que se haya integrado otra ciudad, Coquimbo, nos están separando en ¡cinco escuelas! muchas menos probabilidades de quedar con viejos conocidos con quienes me siento más cómodo,[PARTE ELIMINADA], quede separado de la gran mayoría de ellos, la excepción aquí es una antigua conocida llamada Tamara (jefa de escuela en estos trabajos) que estudio pedagogía en ingles, ahora es maestra, recuerdo haberla mencionado, ella es muy buena onda y [PARTE ELIMINADA]. A todo esto, cuando estaban nombrando a los voluntarios, uno por uno a través de un micrófono y un parlante, los cuales se escuchaba clarito hasta Iquique, es que me entero mi hermano quedo en un colegio distinto del que yo quede, ahora sí, nos están juntando para esa charla inicial, esa donde dan el comienzo oficial a los Trabajos de Verano 2017 y nos despachan a nuestros respectivos campamentos.

Mi espalda me está matando.

De momento me encuentro esperando junto a Christopher "Yisus" y el discurso comienza, presentan a los jefes de escuela, luego los objetivos y motivaciones de estos proyectos y luego un tipo del municipio que llego tarde, excusándose, culpando al ministro de transporte, nombro a la Onemi por alguna razón, luego comenzó a parlotear sobre los campamentos y la fundación Techo, nunca comprendí muy bien su discurso, estaba muy distraído con el Christopher que en una me dijo —oh, Lex Lutor—, miro hacia atrás y había un tipo de camisa blanca y pantalón de tela, parado firmemente de brazos cruzados y lentes oscuros, con una pelada que reflejaba la luz del sol a toda la ciudad, no pude contener la risa y apenas vuelvo a mirar al Christopher reviento en risas que no se detienen por un par de minutos, luego se pone a conversar con un conocido, al terminar me mira extrañado.

—¿Ese tipo sigue hablando? —mira a su amigo y sigue ­—,weon llevamos hablando como diez minutos y ese tipo aún no se calla, más encima llega tarde y da excusas penca —luego habla un poco más fuerte, esta vez con la ayuda de sus manos —. ¡Si te quedaste dormido nomas viejo, se honesto! —suelta una risa y yo una carcajada de la cual el también sonríe y me dice —. Weon ¿por qué siempre te ríes de toda la wea que digo?

Yo estoy en mi salsa y el tipo del ministerio por fin se calla. Son exactamente las diez de la mañana y nos despachan en nuestros buses respectivos y partimos a cada colegio correspondiente, para mi otra sorpresa, el colegio al que fuimos es el mismo al que fui el 2014 y después de preguntar, se trata del mismo campamento, solo que había cambiado su nombre. Tuve que subir a otro bus, ya que en ese punto el bus al que abordas dependía del colegio al que te había tocado. Me despedí del Christopher, quien es capataz (maneja los planos, cualquier pregunta sobre la infraestructura de las obras se las haces a él, después de todo estudio arquitectura, así que se le da muy bien ese puesto) y lo mandaron con los secundarios. Subí al nuevo bus, tome la misma posición que en el primero y en eso otra antigua conocida llamada Michel (varios le dicen Michu) se sienta a mi lado.

—¡Hola Andlesito! ¿Cómo estás? —es bastante amigable, graciosa, sobre todo su risa, la verdad no sabría muy bien como describírtela, porque es muy extraña, bizarra, deforme, única, [PARTE ELIMINADA], pero cada vez que la escuchaba, para mí es inevitable no reír también. Durante el corto trayecto hablamos un par de cosas, mientras ella de vez en cuando se daba vuelta y hablaba con otros chicos, igualmente no quería seguir escribiendo, esta vez por respeto a la conversación.

La espalda me está matando.


Phase 2

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